QUISIERA POSEERTE /ARMANDO/regalo

Si quisiera POSEERTE una vez más, bastaría tan solo
Con oler mi piel, besarla, lamerla repetidas veces
Y clavar mis dientes para alimentarme de tu
Sabor y tenerte frente a mí.
Aquí me tienes, estoy justamente donde quieres, mis pechos están erguidos y la piel se me convierte en una moribunda hambrienta de placer; poséeme, ráptame, despedázame con tu furia demoníaca paseando tus labios citadinos por todo mi cuerpo
Lo hago, tu carne pecadora me infecta de lujuria
Y me convierte lentamente en una demente
Libidinosa; empiezo a lamer tu ombligo y bajo
Lentamente hasta llegar a tu sur, allí
Refugio todo mi rostro escuchando los millares
De secretos pecaminosos que me confiesan tus
Orgasmos. Dime ¿Qué sientes?

Como evitar esa piel que desenfrena mis ojos
Ahora que desconozco los límites de la ansiedad
Enloquezco de ganas al sentir tus húmedas caricias que satisfacen
El ávido deseo de sepultarnos en un vació de lamentos pecaminosos,
Gemidos ancestrales que nos provocan infartos latentes de morbo
Infantil
Como ignorar tu sexo, cabalgando mi sosiego mientras lloramos al ritmo de un canto entonado por ninfas ebrias, bebiendo nuestra sangre desgarrada,
Ajenjo lujurioso que perdemos cada vez que nos azotamos los labios con mentiras cargadas de orgasmos.
Como olvidar que arañaste mi carne, dejando tu veneno en mi cuerpo para luego saciarte de mí ser, y jugar a la parca con los restos de este fantasma.
Obséquiame tu cuerpo –pero no me mal interpretes – solo quiero ser la dueña de tu perfección, demarcar con mis dedos la desnudes de un ángel y dormir sobre ti arropándote con mi aliento.


Regálame tus labios – pero no me mal interpretes – solo quiero sembrar mis dientes en tu boca para beber toda la sangre que guardas en tu cuerpo, refugio dominante donde se esconden mis fantasmas para cerrar los ojos y soñar con tus muertos.


Regálame todo tu deseo – pero no me mal interpretes – solo quiero sentir el aroma exquisito de tus angustias cada ves que te alejas de mi. Quiero tatuar mis manos en tus piernas y pegar mi cara en tu vientre de águila en celo, robándote la muerte para cabalgar en el océano de azufre que corre caudalosamente por tu pecho, que son la carnada divina de una asesina perfecta.


Enséñame tu espalda desnuda – pero no me mal interpretes – solo quiero besarla desesperadamente hasta deshacerla y llegar a probar el tuétano de tus huesos, embriagándome de tu placer corpóreo, raptando tu lengua para explorarla; ciudad roja y mojada, con aliento delicioso y seductor, quitándote el alma para llevarte a mi infierno dantesco de libido glamoroso que arde en tus pupilas.


Hazme el amor – pero no me mal interpretes – solo quiero sentir tu furia en mi para retorcerme en el espacio absoluto con un apetito espectral, divagando con el arte que posees al amar, transportándonos a la velocidad de la luz en un cementerio de caricias, balbuceando tu nombre igual que a un mantra hasta que quedes dormida y besarte profundamente para que nos trague un agujero negro y perdernos en la quietud silenciosa y turbante de el imperio de las palabras perdidas que nunca te diré